La nena, 5 años, se quejaba de un dolor. El dolor en la cola. El dolor por un golpe, eso dijo, que le había dado otra nena durante un juego. Un juego inocente. Eso fue el martes. El miércoles, el dolor seguía, y entonces la mamá decidió acudir a la guardia del Hospital San Blas, en Nogoyá.
La atendieron tarde en la noche. La médica que vio el caso de la nena de 5 años se alarmó. Intuyó un probable caso de abuso. Lo puso en conocimiento del policía de guardia, y el policía de guardia equivocó el procedimiento y se comunicó con un fiscal.
El fiscal le dijo que no, que el protocolo de actuación en casos de abuso indica que es el defensor el que debe actuar. Primero, la mamá debía hacer la denuncia; si la mamá no podía, o no quería, debía hacerla el defensor. Eso, todo eso, sucedió durante la madrugada del jueves. Fue luego de que una segunda médica viera el caso de la nena, que había quedado internada, en observación.
A esa hora, no había ningún defensor que pudiese tomar en sus manos el caso. Una situación por demás insólita. El defensor titular de los Tribunales de Nogoyá, Oscar Rossi, de vacaciones. El defensor auxiliar, Daniel Casas Gerber, quien debía actuar, adujo enfermedad, que no podía actuar, y que todo podía esperar.
Casas Gerber en ningún momento cayó en la cuenta de que si el defensor titular no está y el auxiliar se enferma, la Defensoría no puede quedar acéfala: que debe pensar en quien lo subroga. Y que un caso de presunto abuso no puede esperar. Cuando le hicieron notar esa precariedad, lo resolvió de un modo peculiar: “Yo lo hablo con Maxi”.
Maxi es Maximiliano Benítez, jefe de todos los defensores, defensor general del Superior Tribunal de Justicia (STJ).
La policía, con algo de pericia y mucho de voluntad, convenció a la mamá para que acudiera a la comisaría a efectuar la denuncia por un presunto caso de abuso. El defensor oficial seguía ausente. Eran las 7 de la mañana cuando la mujer pudo dejar el hospital, y poner a su hija al cuidado de su marido. Hizo la denuncia.
El defensor Casas Gerber remoloneó todo cuanto pudo. Demoró su actuación, aún cuando la ley lo obliga a intervenir. Recién a las 11 de la mañana citó a la mujer a su despacho para que efectúe la denuncia. Para entonces, claro, el caso de la nena internada, de su mamá angustiada, ya había ingresado a Tribunales de Nogoyá: el fiscal Rodrigo Molina abrió una investigación con la denuncia policial, y había pedido la constitución de una cámara Gesell ante la presunción de un abuso.
Las fuentes consultadas coinciden en un punto: Casas Gerber tiene demasiadas deficiencias como funcionario judicial y un trato, por lo menos, descortés.
Su nombre saltó a los medios esta semana por un problema conyugal que terminó con la intervención de la Policía, y podría derivar en una nueva causa judicial que se sumará a su legajo.
Casas Gerber mantuvo una escandalosa discusión pública con un periodista de Nogoyá que, a través de su muro de Facebook, habló de un funcionario judicial, sin nombrar quién, y de un incidente privado con su novia: un intento de suicido, la hospitalización y la intervención de la Policía y, por eso mismo, de la Justicia.
Maximiliano Medrano, el periodista que dio cuenta de ese hecho que involucró al defensor, tuvo la respuesta inmediata de Casas Gerber. “Ante la aparición de un comentario pseudoperiodístico en este medio que me vincula a una supuesta discusión con una entrañable persona digna de mi mayor afecto y consideración, dejo debidamente aclarado que la conversación mantenida con la fuente que omite el informante ha sido totalmente descontextualizada, falta a la verdad siendo falsa de falsedad absoluta y pretende afectar mi buen nombre y honor y el de la persona que me acompañaba en la ocasión, motivo por el cual he instruido al profesional letrado que me asiste para el inicio de las acciones legales que correspondan por mi derecho. Intimo al mismo a rectificarse por este mismo medio dentro de las 24 horas del presente”, escribió el defensor en el muro de Facebook de Medrano.
Pero el escándalo marital del defensor corrió el velo de una complicada relación que el funcionario judicial mantendría en los Tribunales de Nogoyá, a donde tiene dos causas iniciadas por amenazas: una, por un instalador de aires acondicionados, y otra, por una vecina de Casas Gerber, en el barrio Procrear de Nogoyá. A eso, se sumaría en las próximas horas una denuncia del Colegio de Abogados.
Casas Gerber fue, antes de llegar a la Defensoría, empleado en la Unidad Ejecutora Provincial (UEP), durante el gobierno de Sergio Urribarri, cuando el organismo estuvo al mando del actual secretario de Cultura, Faustino Schiavoni. El decreto Nº 2.145, del 11 de julio de 2012, certifica esa relación laboral: Casas Gerber tuvo un contrato de locación de obra en la UEP.
Desde el Gobierno, una fuente oficial confirma que Casas Gerber tiene respaldo político en otro personaje conocidísimo en Nogoyá: el líder de la Unión del Personal Civil de la Nación (UCPN) y diputado provincial José Ángel Allende. “Antes de ser defensor, estuvo trabajando en la Dirección General de Personal, y según el mismo Casas Gerber, en ese lugar lo puso Allende”, contó la fuente.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.