El cura Jorge Charreun ofició este Día de la Independencia el tradicional Tedeum en la parroquia María Auxiliadora, de Chajarí, con un sermón politizado en el que exigió a los gobernantes que, guiados «por la recta razón y la justicia, debe promover el valor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural; la familia natural basada en la unión fiel y estable entre un varón y una mujer. Todo lo que se aparte de esto, aunque parezca un ´avance´ es un suicidio social».
«Argentina -dijo el religioso- necesita de cada niño, también de aquellos que están creciendo en la panza de su mamá; necesita de familias fuertes, donde el padre y la madre asuman las responsabilidades que le corresponden, donde los hijos se sepan amados y valorados por sus padres. Toda ideología que busque romper esta estructura natural y sobrehumana, y todo el que la promueva, debe saber que está rebelándose contra el diseño de Dios, y que de Dios nadie se burla».
Charreun pronunció su homilía ante la presencia de las autoridades locales, encabezadas por el intendente Pedro Galimberti, y mostró sus demandas ante quienes ejecutan las políticas públicas. «En lo personal, tengo que decir que me importa mi país, me importa mi pueblo, me importan mis gobernantes. Por eso, sigo la recomendación de san Pablo en la primera carta a Timoteo cuando dice: ´Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los gobernantes y por las autoridades, para que podamos gozar de paz y tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna´(…) Me importan, los llevo dentro y por eso en nuestras Eucaristías pedimos por ustedes, para que sean sabios, prudentes, para que puedan gobernar con justicia y paz».
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En ese orden de ideas, planteó: «Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine con su claridad y podamos descubrir y valorar la belleza del plan de Dios. Pidamos al Señor que nos guíe por el recto camino, sabiendo que habrá dificultades pero con la colaboración e integración de todos los sectores sociales podamos superar las diferencias que nos dividen y que hoy parecen insalvables, pero para Dios no hay nada imposible, pidámosle ser artífices del proyecto de país que soñaron nuestros antepasados».
Al recordar la declaración de la independencia el 9 de julio de 1816, el sacerdote sostuvo que al firmarse la declaración en Tucumán, «de 29 diputados 12 eran clérigos. Es decir que en el nacimiento de nuestra patria tuvieron mucho que ver los hombres de fe. En aquel 9 de julio nuestros patriotas soñaron una nación libre de toda dominación extranjera y soberana. Pero a la vez con una dependencia especial de Dios, porque reconocían al Señor como el dueño de las almas del pueblo argentino, almas a las que compró a precio de sangre con su muerte en la cruz».
«La riqueza económica de nuestra patria, es inmensa (por gracia de Dios) pero hay una riqueza aun mayor para nuestra gente y son la fe, la vida y la familia», planteó luego el cura durante el sermón en el TeDeum. «Estas riquezas -agregó- hoy en nuestro país están amenazadas de muerte, a través de ideologías totalmente ajenas al sentir cristiano del pueblo argentino».
Y agregó: «La globalización tiene sus beneficios, pero a la vez sus riesgos si no se conoce en profundidad los intereses de dominación y colonialismo, que hoy como antes se ciernen sobre las naciones del mundo por parte de poderosos intereses económicos y financieros. No juzgo a las personas, sino trato solamente de exponer y alertar sobre el peligro que presupone para una Nación adoptar formas de pensamiento y comportamiento total-mente contrarias al orden natural y al plan de Dios para el hombre».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.