La liturgia se cumplió como está escrito, como suelen ser estas ceremonias religiosas: con la costumbre y el ritmo que impone la costumbre.

El Vía Crucis de Viernes Santo en Santa Elena -a 150 kilómetros de Paraná, en el departamento La Paz- se cumplió como se esperaba: chicas y muchachos ataviados con ropas de otro tiempo, escenificando el camino al Gólgota del hijo de Dios, para morir en la cruz.

Aquí nadie moriría. No había ningún Gólgota.

Fue sólo la representación de Viernes Santo de la pasión y muerte del hijo de Dios que organizó la comunidad de la Parroquia de Santa Elena.

En eso estaban el viernes cuando de pronto el recogimiento característico de los Vía Crucis se vio alterado por la llegada de un hombre a quien todos creyeron ver como envuelto en un estado de conmoción. «Está poseído», dijeron los más alarmistas.

No faltó mucho como para que empezara a correr el rumor de que fue necesario exorcizarlo para volverlo a sus cabales. Frente a la parroquia, en medio de los fieles que se habían reunido, ocurrió la escena.

«Mientras hacían el Vía Crucis Viviente, apareció un auto, con un tipo ´endemoniano´. Lo bajan en la iglesia a los gritos y salen los romanos y Jesús -contó alguien que estuvo a un costado de la escena- y ayudan  a bajarlo del auto. Lo llevan a una habitación de la iglesia y ahí parece que le hicieron el exorcismo».

¿Hubo exorcismo en medio del Vía Crucis de Santa Elena?

El sacerdote Leandro Bonnin, de la parroquia de Santa Elena, dice que no hubo exorcismo.

«Ocurrió alrededor de las 20,40 o 20,45. Pero no fue un exorcismo, porque la persona no estaba poseída. Yo tengo algo de experiencia en el tema, porque arranqué cuando estaba en Paraná con la Pastoral de la Consolación», contó ante la consulta de Entre Ríos Ahora.

¿Qué ocurrió, entonces?

El sacerdote Bonnin cuenta que el hombre a quien todos creyeron poseído por algún demonio en realidad «más bien tenía una mezcla de una cuestión psiquiátrica y también de consumo. Fue muy difícil hacer discernimiento. Pero 100% estoy seguro que no era posesión, porque yo hice lo que un sacerdote debe hacer para discernir qué es lo que pasa con la persona. Y no: no hubo manifestaciones en torno a lo sobrenatural. Lo que sí ocurrió es que la gente se asustó mucho porque fue en la puerta de la iglesia», contó.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.