Ahora, agobiado por las denuncias en la Justicia, ninguneado por quienes antes se fotografiaban sonrientes con él, apartado de los salones donde todo se decide, ausente de los escenarios colorinches, ahora dice que es un tipo como cualquiera.
Un tipo como cualquiera.
Un tipo como cualquiera que enfrenta una denuncia por enriquecimiento ilícito, un tipo como cualquiera que deberá rendir cuentas en los tribunales por negociaciones incompatibles con la función pública. Un tipo como cualquiera: eso, ni más ni menos.
Ese tipo como cualquiera ahora no sube y baja de helicópteros, no viaja en jets privados, no ocupa fondos públicos en, por ejemplo, trasplantar 40 palmeras de la costa del Uruguay y llevarlas a la costa atlántica, y armar ahí, en la costa atlántica, algo parecido a un pelotero pero muy millonario.
“Hola amigos, después de varios meses de dejar correr el agua bajo el puente vuelvo a conectar con ustedes para conversar, para cambiar ideas e impresiones, para contenernos mutuamente, para inspirarnos, para tratar de esclarecernos en estos momentos especiales del país en los que debe primar la lucidez y amor a la patria por encima de todo”.
Eso dice ahora el tipo como cualquiera.
El tipo como cualquiera dice esto otro también: “Es muy lindo para mí sentir la estima de los miles y miles de entrerrianos a los que hemos llegado con nuestra gestión. A los que manifiestan su odio espero que no les transmitan ese feo sentimiento a sus hijos. A los que se muestran intransigentes, reflexión. Los saludo y nos seguimos viendo. Más tarde responderé algunos comentarios que sean conducentes a estas ideas y a esta actitud positiva”.
Otros tipos como cualquiera no creen que este tipo como cualquiera esté ahora en Facebook, como están otros tipos como cualquiera. “A usted qué le gusta?”, lo prueba uno. “Para bailar casi todo! Y para cantar todo…..desafinando un poco!”, contesta el tipo como cualquiera.
La duda persiste. “Usted, un tipo como cualquiera es el que contesta, no hay algún equipo de esos atrás contestándonos los mensajes?”. Y el tipo como cualquiera contesta, claro, como un tipo como cualquiera: “Por supuesto soy yo! Eso, si no llego ni cerca a contestar todos los mensajes porque no me da el tiempo. Pero «todo» lo que posteo y público lo escribo yo….para bien o para mal!”
Es un tipo como cualquiera y muy afortunado.
En su muro de Facebook todos se alegran con sus posteos.
Nadie amaga una crítica, un cuestionamiento, ningún comentario mella esa figura de santito rutero, nadie se pone en contra del patriota que ha vuelto con la cola entre las piernas pero encuentra una platea que lo aplaude, y lo vitorea, y le pide bis, y otra más que no jodemos más.
No.
Nadie le recuerda que se hizo millonario siendo funcionario público. Que armó sociedades dudosas, que contrató servicios por cifras millonarias y que no rindió cuentas a nadie, que usó la estructura del Estado para fogonear su propia candidatura, que amañó a los organismos de control, que gobernó con ínfulas de terrateniente, que dejó una provincia hecha de cartón pintado.
¡Pamplinas!
El tipo como cualquiera se relame en los comentarios que le postean.
No. Nadie piensa en la parábola del rey desnudo.
No hay moderadores que digan este comentario sí, este comentario no.
No, nada de eso.
Entonces el tipo como cualquiera piensa que la imagen que le devuelve su muro de Facebook es mejor que una encuesta: se golpea el pecho, respira hondo, dice acá estoy yo, y yo hice historia.
A ver, cuéntenme la linda historia que yo escribí.
Escribe –¿le escriben?—que le gustaría –“Me gustaría”, escribe, ¿le escriben?–, en la medida de las posibilidades, que suban o compartan fotos de esas obras o acciones en mi Facebook. Creo, humildemente, que de esta manera pondremos en valor una construcción colectiva que está en la memoria de los entrerrianos.
No. Nadie postea fotos descoloridas, en blanco y negro, dibujos a mano alzada.
No. De eso, no.
¿Qué?
La Vieja Usina tuvo inversiones millonarias para la Cumbre Mercosur, y hoy tiene la sala principal inhabilitada; el Hospital del Bicentenario se hizo con plata del PAMI, tardará tres veces más tiempo en terminarse de lo anunciado y lo gestiona una sociedad que se armó a las apuradas y mal; la doble vía en el Acceso Norte quedó abandonada; el Estadio Único jamás se inició; la ruta 11 se anunció, se anunció y se anunció; la autovía sobre la Ruta 18 fue una linda expresión de deseos; la salud está desfinanciada; la educación cayó en picada; y la gestión cultura transitó el sendero de los eslóganes y los aprietes.
No. De eso, nada.
Una mirada positiva. Eso necesitamos.
La historia, esa que estamos escribiendo, esa que escribimos durante ocho años, reclama eso: actitud positiva, no gestos destemplados, negativos.
“Igualmente aclaro –aclara el tipo como cualquiera– que este no es un sitio político, sino el Facebook de un tipo como cualquiera. Nos estamos viendo y comunicando.”
Ricardo Leguizamón
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.
En Twitter: @ricleguizamon