La calle Bravard rodea el camping del Thompson, cruza un sector de parrillas, bordea construcciones chatas, supera la desembocadura pestilente del arroyo Las Viejas y se precipita en un puente que no conduce a ninguna parte.
El puente, que en teoría debería conectar el sector del Thompson con el complejo del Túnel, funcionó poco tiempo, aunque se lo pensó para siempre: este lado y el otro de la ciudad están ahora separados por un extraño cordón fronterizo.
Es una especie de barricada.
En noviembre, cuando se cortó el tránsito, se habían colocado malamente unas columnas que, de igual modo, permitían el paso peatonal. Ahora el cierre es contundente. Y nadie pasa.

En diciembre de 2012, la exintendenta Blanca Osuna abrió esa calle, y ese puente, y así se integró todo ese sector.

Entonces, Blanca prometía recuperar “el borde costero” y desalambrar las playas privadas, y quitar del borde del río esas construcciones que impiden el acceso y, quizá por qué no, también poner en discusión el complejo del barrio cerrado que privatizó el viejo balneario Los Arenales, Amarras del Sol.

En aquellos días la Intendenta decía que “el Borde Costero tiene un impulso principal que son las playas de este verano, pero atrás tiene como objetivo recuperar nuevos espacios públicos para disfrutar y esto es posible con la buena voluntad de todos”.

El puente se construyó en 2006, pero el paso vehicular siempre estuvo cerrado. Recién se habilitó en 2012.

El puente sobre el arroyo Las Viejas tiene una historia de desencuentros. El puente se hizo con fondos de un crédito internacional y formó parte de las obras de refuncionalización del balneario Thompson (que incluyeron un asfaltado y un nuevo desvío del arroyo). Lo inauguró el exintendente Julio Solanas en diciembre de 2006 y sólo estuvo abierto durante ese acto. Después, el Túnel lo cerró y así quedó, inútil y sin sentido.

Entre obras complementarias y puente, el municipio invirtió 600 mil dólares: cabe pensar que buena parte de esa suma se la llevó el enlace, de mayor complejidad estructural que un asfalto liso y llano.
La inauguración se dio el sábado 16 de diciembre de 2006, cuando el municipio lanzó la temporada veraniega desde el Thompson, con una maratón sobre el puente que uniría al balneario con el Club Náutico.

El puente fue parte de un proyecto para crear un camino costero que uniría la Costanera Baja, Puerto Nuevo y el Thompson con la zona de Los Arenales y la Toma.

Pero 24 horas después del corte de cintas, un precario cerco volvió a clausurar el paso sobre el arroyo Las Viejas. Al parecer, los vehículos que cruzaban el puente entorpecían el tráfico en la zona de los peajes, lugar al que llegaban porque no estaba habilitada la entrada al Náutico. La solución, se dijo, era asfaltar una calle lateral –Suipacha, rebautizada Raúl Solanas– y construir una rotonda para ordenar el tránsito.

Se fue Solanas y ganó la intendencia José Carlos Halle. Y los encontronazos siguieron: a mediados de 2008 uno de los funcionarios de Halle, el exsecretario de Planificación, Tomás Arias, dijo que el puente del Thompson “no cierra ningún circuito ni establece ninguna conexión”. Más aún, aseguró que la Comuna “no contempla seguir desarrollando” la obra. Al parece, la gestión no sabía muy bien qué hacer con el puente: “Ya veremos si lo incorporamos. No tenemos mayor definición sobre eso”, dijo Arias.

Pero el puente estaba intransitable.

Hasta que llegó Blanca.

Y empezó a hablar del borde costero.

Las obras anunciadas procurarían materializar la ampliación del camino costero, cuyo recorrido comenzaría en el Thompson mediante el puente existente, para continuar por una calle asfaltada hasta Suipacha. Luego se correría unos 20 metros el cerco perimetral del Club Náutico para hacer una calle pública que cruzaría sobre el Túnel Subfluvial, hasta llegar a la Toma Nueva.
En noviembre, el paso se cortó. Desde la administración del Túnel Subfluvial argumentaron que nadie garantizaba la seguridad de peatones y automovilistas en jurisdicción del organismo interprovincial.
Nada indica que ese paso vaya habilitarse.
Todo lo contrario.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.