Es un sábado muy frío. Llovizna y un viento arisco que aguaría cualquier intento de actividad al aire libre. Pero aquí, en esta cuadra de calle Feliciano, en Paraná, hay un ajetreo de primavera: hay puestos en la vereda, y muchos productos a la venta: huevos, quesos, salames, chocolates artesanales, miel, mermeladas, vinos, panificados, pastas. Cada quince días, la Cooperativa de Consumo Solidario del Pueblo abre sus puertas a la calle y convoca a pequeños productores y hacedores de productos agroecológicos, artesanales, naturales.

Mario Den Dauw recorre la puesta de la Cooperativa, y parece serene. Un día antes acaba de recibir una noticia dura: integra el listado de los 600 despedidos del Ministerio de Agroindustria de la Nación, que dirige el entrerriano Luis Miguel Etchevehere.  Lo contó en su cuenta de Facebook de este modo:

«Antigüedad en la función pública, 32 años, 8 meses, 1 día
En Agricultura Familiar, antes Programa Social Agropecuario, estoy desde el 01-01-2001 en forma ininterrumpida.
Bajo la modalidad de Ley Marco del Empleo Público desde 01-11-2011.
Hoy parece que agosto me lleva, a pesar de haber tomado caña con ruda.
Estoy en el listado de despido».

Mario Den Dauw fue uno más de los cientos de despedidos de la Subsecretaría de Agricultura Familiar, una repartición que en Entre Ríos dirige Cristian Schreiner, designado en ese lugar por decisión del senador nacional Alfredo De Angeli (Cambiemos), ligados ambos a la Federación Agraria Argentina, una entidad que ha sostenido un llamativo silencio en el severo plan de ajuste que aplica Etchevehere.

«Salí sorteado», dice en una sala fría y algo desangelada de la Cooperativa, sobre calle Feliciano, este sábado. Sonríe. No quiere mostrarse derrotado: dice que no está derrotado. Que ninguno de los despedidos están derrotados. «En la tercera ola de despedidos de este Gobierno, quedé afuera», cuenta, y hace números: el área de Agricultura Familiar, en Entre Ríos, tenía, en 2016, 100 empleados. Ahora quedan 23. «Esto es el desguace de una política hacia la agricultura familiar. Con esta estructura que dejan, no se puede realizar ninguna política hacia el pequeño productor», evalúa.

-¿Qué hacían en Agricultura Familiar?

-Tareas de acompañamiento productivo y social a pequeños productores. Esto arrancó con el Programa Social Agropecuario, y siempre la tarea fue de acompañamiento y asesoramiento al pequeño productor; ayudarlos en procesos asociativos; ayudarlos a comercializar la producción, algo que no es fácil. Donde hay tantos pescados grandes, el pescado chico es  difícil que sobreviva. Esa era la tarea que desarrollábamos y que vamos a seguir desarrollando desde el lugar en el que estemos, porque la angustia del despido nos da una fortaleza muy grande.

Lamenta Mario Den Dauw la postura que adoptó la Federación Agraria en medio del conflicto derivado de los despidos. Fue, dice, el «brazo ejecutor del desguace» que llevó adelante el ministro Etchevehere.

-¿Qué han encontrado en Federación Agraria?

-Palabras. Algunas palabras. Pero yo, a las palabras, las escucho, y a los hechos, los siento.

-En tu caso, ¿cuántos años tenías en Agricultura Familiar?

-Ayer (por el viernes) estuve mirando mi legajo para recordar, porque uno se olvida. Hice una captura de pantalla y lo publiqué: yo tengo 32 años, 8 meses y 1 día como trabajador del Estado, y eso está en el legajo.

-¿Cómo se enteraron de los despidos?

-Por listados que fueron entregando los funcionarios. Esos listados se publicaron, están en todos lados, lo podemos leer. Yo ayer (por el viernes) leí mi nombre completo, con número de documento, y estoy en esos listados.

Mario Den Dauw es ingeniero agrónomo, y defiende su formación en la Universidad pública. «Soy primera generación de universitario en la familia. La Universidad pública me dio la posibilidad de estudiar, además de mi familia. Mi padre camionero, mi mamá costurera. Y yo laburando pude estudiar. Y ese es el compromiso que me va a ayudar a salir adelante. Quienes la van a tener más difícil son los marginados del sistema, los que viven en las banquinas, los que producen en las banquinas, los pequeños productores que no tienen las herramientas para poder defenderse sin una política pública hacia ellos», cuenta.

Se para de frente al desguace, y dice: «La bronca la transformamos en fuerza, la transformamos en lucha, y es una oportunidad para volver a poner en debate la importancia de la agricultura familiar. Estamos convencidos que de acá vamos a salir fortalecidos, no derrotados».

 

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.