El abrazo. Lo que emociona es el abrazo.
Santiago, que este martes 19 se recibió de profesor de Biología, se abraza, subido a upa, con su hermano Arnaldo, que el viernes 15 se graduó como profesor de Educación Física. Los hermanos Seguí se abrazan entre ellos.
Un acontecimiento corriente que no debería llamar la atención. Pero no es corriente. Llama la atención. Arnaldo y Santiago viven en el paraje El Colorado, a 10 kilómetros de Santa Elena, en el norte de la provincia. Su papá Mario, apenas con segundo grado, es peón rural en una estancia que está a 20 kilómetros de la casa; su mamá María Ester Bonomi, ama de casa, primaria completa, estuvieron el martes en el momento de la graduación del segundo de sus hijos.
Arnaldo vendía leña para pagarse los estudios; después, consiguió empleo en una ferretería de Santa Elena, y dejó la faena de la leña a su hermano Santiago. De ese modo, los hermanos se costearon la carrera. De otro modo habría sido imposible. Con el sueldo de peón rural del padre, a duras penas llegan a fin de mes.

-En realidad, con lo que gana mi viejo es para muy lo justo. Para llegar estirándose a fin de mes. Imposible que los dos hubiésemos podido estudiar con el sueldo de mi viejo. Si vos no te bancas el estudio, no llegas. Yo vendía leña, y después conseguí en el pueblo un trabajo en una ferretería. Mi hermano quedó con el negocio de la leña -dice Arnaldo.
En días de lluvia viajaban a caballo para llegar a la sede del Instituto Superior Santa Elena, en las viejas instalaciones del Frigorífico Regional Santa Elena, donde cursaron los profesorados. A veces con bronquitis, como recuerda Fabiana García, que es docente y estuvo a cargo de la formación de los dos hermanos.
Fabiana García contó su historia en su muro de Facebook:
«En la mañana de este martes los hermanos Seguí cumplieron un sueño que ni en sueños imaginaban. Santiago se recibió de profesor de Biología y sumó el segundo título para la familia, ya que su hermano Arnaldo se recibió el viernes pasado de profesor de Educación Física, ambos en el Instituto de Educación Superior Santa Elena, el terciario publico que se levanta detrás del gigante Frigorífico cerrado en 1993 y que se llevó vidas, ilusiones y oportunidades. Naldo y Santiago viven en el paraje rural El Colorado, trabajan en el campo y tuvieron la convicción de seguir a pesar de las adversidades. ´Te acordas, Naldo -le dije-, en 2016, cuando llovió un mes y te venias a caballo´. Nunca me pudo responder porque se abogó en lágrimas; por esos días Santiago también concurrió y con una bronquitis terrible, pero no quería dejar de rendir. Don Seguí hoy volvió a sacar su camisa, como hombre de campo y de respeto, sabe que se usa para grandes festejos. Él no estudió, pero tiene dos hijos docentes a quienes alzó emotivamente. Estas historias ocurren en los pueblos, en la escuela pública y son los que valen».

El Instituto Superior Santa Elena nació como una propuesta en el Senado Juvenil de la Escuela Secundaria N° 8 Manuel Belgrano. «Es un Instituto que funciona muy bien -dice Marcela Mangeón, directora de Educación Superior del Consejo General de Educación (CGE)-. Pero hay que destacar el empeño de estos dos estudiantes, que fueron acompañados
Arnaldo tiene 25 años y ya es profesor de Educación Física; Santiago tiene 23 y ejercerá como profesor de Biología.
Arnaldo se siente extrañado por la repercusión que ha tenido en las redes sociales su historia, contada por una docente del Instituto Santa Elena.
-No creíamos que esto iba a llegar a tanto.
Dice Arnaldo.
Cuenta de modo natural que junto a su hermano hacían 10 kilómetros en moto para estudiar «en el pueblo». Eso, «si estaba lindo»; en días de lluvia, salían a caballo.
Su padre Mario hace cada día un viaje de una hora y media para su llegar a su trabajo como peón de estancia.
-Te abrazaste con tu hermano y con tus viejos después de recibirte. Y también lloraste. ¿Por qué lloraste?
-Son muchos recuerdos que te vienen. Te pasan 10 mil cosas por la cabeza. Pasamos muchas cosas. La pasamos muy mal en algunos momentos. Pero seguimos. El apoyo de la familia fue muy importante. Siempre vivimos ajustadísimos en lo económico. Muchas veces, los animales de campo nos salvaron para tener un pedazo de carne en la mesa. Pasamos momentos difíciles.
Ahora parte de esa historia va a quedar atrás: el oficio de peón rural será superado por la docencia, su nuevo oficio. El oficio de los hermanos Seguí.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.