Por María Laura Renoldi (*)
Noticias como la muerte de un niño de 8 años en el Volcadero, aplastado por un camión recolector, calan fuerte, hasta los huesos, porque duelen en el alma y son un cruel reflejo de la realidad, de una realidad que también duele mucho.
Desde hace tiempo vengo diciendo que me preocupa y hasta me genera temor que empecemos a normalizar ciertos conceptos, ciertas formas. Hoy esa preocupación y ese temor se confirman.
Este niño fue víctima de «normalizaciones» de formas de vida, fue víctima del naturalizar lo que muchas familias de la ciudad de Paraná, como de tantas ciudades de la Argentina, transitan en sus días: se nutren y se alimentan del basural. Y tan normalizado está que hasta los niños entienden ese espacio físico como parte de un lugar de estadía, de transitar su cotidiano, de juego.
Y hoy en esto, con esta noticias somos todos responsables.
Es una realidad que trasciende a las instituciones públicas y hasta al Estado, porque en definitiva, instituciones y Estado somos todos.
Esta triste realidad es responsabilidad de todos los que, golpeados por la desesperanza y la apatía cotidiana que generan el desgano por construir colectivamente, elegimos la indiferencia hacia nuestra propia sociedad.
Sumergidos en nuestra propia puesta en escena por generar actitudes y motivación de sobrevivencia cotidiana nos olvidamos de la comunidad (comun-unidad) de la que somos parte y desde donde somos, cada uno de nuestros días.
Cada día me duelen más las infancias y adolescencias sin oportunidades, cada día me duelen más las infancias y adolescencias golpeadas por la indiferencia de muchos, cada día me duelen más estas realidades de las que ya no quisiera ser parte, pero que existen y me atraviesan, porque aún no logramos hacer algo significativo para transformarlas y cambiarlas definitivamente.
Y sí, hace tiempo vengo en la búsqueda de poder generar políticas sociales que colaboren con la construcción de realidades distintas; y sí, hoy más que nunca redoblo la apuesta a seguir aportando mi granito de arena por el cambio que todos necesitamos para una vida en igualdad de oportunidades, garantías de derechos y estado de bienestar para todos los seres humanos. Porque ningún niño más puede jugar con el riesgo y la desidia, frente a la mirada indiferente de todos.
(*) María Laura Renoldi es psicopedagoga. Delegada al Honorable Congreso de la UCR Entre Ríos. Coordinadora de los Equipos Técnicos de Evolución Radical en Paraná.
La foto de esta nota fue posteada en Instagram por Suma de Voluntades. Es Víctor Sebastián Barreto, «Chicha», el nene de 8 años que murió el domingo en el Volcadero, aplastado por un camón de la Municipalidad de Paraná.