Antonella Medina es una voluntaria paranaense, integrante de la ONG Suma de Voluntades, que en enero viajó a Barranquilla, Colombia, para trabajar con mujeres y niños en situación de alta vulnerabilidad, y desde entonces no pudo regresar al país. 

Hoy se encuentra alojada en un hotelito en Santa Marta, la ciudad colombiana más antigua, y espera con incertidumbre respuestas del Gobierno argentino para ser repatriada. «Me siento abandonada por mi país», dijo, entre lágrimas, a Entre Ríos Ahora.

Mientras espera, la angustia y el miedo crecen, y el dinero para mantenerse, escasea. A la problemática de la repatriación sin respuestas, se le suma el riesgo de quedarse en la calle: el hostel donde se aloja fue vendido y debe buscar otro lugar en una ciudad donde los habitantes ya no alquilan a los extranjeros.

La joven, de 30 años, integra la ONG Suma de Voluntades, de Paraná, desde la cual coordina diferentes actividades de ayuda en barrio Mosconi Viejo. Para nutrirse de herramientas para la ayuda social, viajó a Colombia, uno de los países de la región que es destacado por haber logrado cambios en los asentamientos informales.

Este viernes Antonella no aguantó más y se desahogó en las redes sociales: contó de su trabajo, de la espera sin respuestas por parte del Gobierno argentino, de la incertidumbre y del “miedo de estar lejos de casa, en este país tan particular y sola…mucho, mucho miedo y angustia”.

La voluntaria contó a Entre Ríos Ahora que el 1° de enero llegó a Colombia para trabajar como voluntaria en Barranquilla, ciudad que está ubicada al norte del país. “Vine a trabajar con mujeres y niños en situación de alta vulnerabilidad, que es más o menos lo que hago en Argentina. Quería venir a nutrirme de otras herramientas y obviamente poder mejorar el trabajo que hago en Paraná. Colombia es pionera en un montón de cosas que tiene que ver con asentamientos informales”, explicó.

Pero tras su voluntariado, no pudo volver al país. “Mi voluntariado duraba 6 semanas y terminó los últimos días de febrero. Decido venirme hasta Santa Marta hasta el 19 de marzo, para terminar el viaje y conocer porque acá hay un lugar que se llama La Guajira, que está pegadita a Venezuela, donde hay necesidades comparables con las del norte argentino”, contó.

Y agregó que justo antes de volver, los vuelos se suspendieron a raíz de la pandemia de coronavirus. “En el medio, nos agarra todo este tema del Covid-19. Primero, eran 20 días de cuarentena; después, fueron 15 más, y 15 más y ahora nos encontramos con una cuarententa que llega hasta el 11 de mayo”, dijo y agregó que la empresa Latam le suspendió dos vuelos: uno el 19 de marzo y otro para el 1° de mayo.

Hoy se encuentra alojada en un lugar llamado Rúa Hostel, junto a dos marplatenses que conoció en la ciudad y que también están ante la incertidumbre del regreso.

Consultada si tomó contacto con la Cancillería Argentina, la voluntaria entrerriana señaló que la única forma de contacto es a través de la página Web, en la que se solicita a las personas varadas en otros países que envíen un correo electrónico.

“Uno escribe y automáticamente le salta un mensaje que dice que envíes un correo con ciertos datos. Yo lo envié cuando arrancó la cuarentena y todavía estoy esperando respuesta”, afirmó.

En ese marco, indicó que en Colombia hay alrededor de 500 argentinos que esperan ser repatriados y que el último vuelo de regreso fue el 8 de abril, el cual salió desde Bogotá, que se encuentra a más de 900 kilómetros de Santa Marta, donde ella se encuentra. “Nosotros estamos a más de 20 horas de Bogotá y además necesitamos un salvoconducto  y conseguir cómo movernos hasta Bogotá porque los transportes no están  funcionando”, advirtió.

A esa difícil espera su sumó la noticia de que el hotelito en el que se aloja fue vendido y los nuevos dueños desalojarán el lugar por refacciones –las obras serán habilitadas desde el 27 en Colombia-.

“El lunes entran los nuevos dueños porque van a empezar a hacer reformas. Por ahora nos estamos quedando en la calle. Tenemos muy poco dinero. Nuestras familias pudieron mandarnos alguito para pagar este tiempo el alojamiento”.

Y detalla los costos de alquiler en pleno coronavirus: “Los alojamientos por quincena están  valiendo 9 mil pesos argentinos, y hablamos de un hostel con habitaciones compartidas con 16 personas. Apartamentos es difícil alquilar porque la misma gente que alquila no quiere que venga gente de afuera por miedo al Covi-19”.

Por último, pidió a las autoridades argentinas que den precisiones sobre cuándo podrán volver a sus casas. “Estamos con muchas ganas de volver, yo resalto que no vine de vacaciones. Cuando vine ni siquiera se hablaba del Covid, era algo más que iba a pasar. Y ahora nos encontramos con todo esto, lejos de casa, de nuestra gente y encima uno se siente abandonado por su país. Sé que suena exagerado, o tal vez tiene que ver con toda esta presión que uno está viviendo. Son muchos meses y estamos tratando de mantenernos lo mejor posibles. Simplemente queremos respuestas. El viaje de repatriación sale 530 dólares, no nos importa pagarlo, pero queremos poder volver. Queremos que alguien nos asegure que podemos volver a casa”, concluyó.

Gonzalo Nuñez

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.