El lunes 13 de marzo, la dirigente de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) Keili González formuló, a través de las redes, una denuncia contra un grupo de jóvenes que la siguieron en coche, por calle Moreno y Centenario, de Nogoyá, donde vive, para insultarla de modo insistente y en violenta escalada, a tal punto que llegaron a escupirla y arrojarle bebidas alcohólicas desde el auto.
El cimbronazo emocional fue contundente. Y Keili González lo expresó así, aquel 13 de marzo de 2017 cuando contó públicamente la situación de la que había sido víctima. Tres hombres, desde la impunidad que da estar subido a un auto, la agredieron verbalmente a ella, que iba caminando por una calle céntrica de Nogoyá.
“No puedo explicar el doloroso momento que atravesé, a pesar de las herramientas adquiridas a través de los años de militancia y activismo. Me encontré y viví nuevamente una acción fuertemente discriminadora. Sí, la discriminación y la violencia me dejaron una vez más desnuda”, escribió entonces.
Keili González no se quedó en la indignación en las redes. Fue primero a la Policía, y efectuó la denuncia; después, a la Justicia. Cuando fue a la comisaría se enteró que había una denuncia cruzada, contra ella. De igual modo, la Justicia dispuso medidas de protección hacia ella.
Militante en causas de género y de permanente actividad, Keili ha sabido tratar con la mirada ajena y los obstáculos que a veces generan. Con 24 años, tiene una historia intensa en cuanto a conquista de derechos: a los 17 su historia dio vuelta por todo el país, cuando consiguió que la Escuela Normal Antonio Sagarna, de Nogoyá, la autorizara a cursar vestida de mujer, siendo varón para los registros oficiales. Ya instalada en Paraná, por razones de estudio universitarios, se volcó a la militancia con un enfoque de género y fue referencia en diferentes debates.
En junio 2012, Keili logró, de acuerdo a la flamante Ley de Género, imprimir el nombre que ella había elegido.
Así relató aquel incidente: “…circulaba caminando por calle Moreno entre Centenario y Alem, es que visualiza un vehículo a simple vista de color azul o negro y que alcanzo a observar de que la patente era KEK277, que se le pone a la par en una marcha lenta y al mismo tiempo comenzaron a agredirla verbalmente con todo tipo de insultos…” detalla la denuncia policial y especifica los agravios. Después, añade que “en el interior del vehículo iban aproximadamente como 6 quienes que al mismo tiempo que le gritaban cosas también le tiraban con vasos con bebida alcohólica y lo escupían”.
En la denuncia, en la pública y en la policial también, Keili identifica a Lautaro Martínez. Justamente, Martínez –alias Marote- fue a la comisaría después de leer el texto de la víctima en redes sociales, para “dejar la debida constancia de como fueron realmente las cosas y para que esta chica tome conocimiento de que le va a iniciar acciones civiles en su contra por el gran daño moral, personal y social que le ha provocado”.
Martínez, claro, negó haber insultado a Keili y dijo no saber “porque dice todas esas mentiras en las redes sociales lo que lo ha perjudicado en su vida personal, en su trabajo dejándolo socialmente mal visto y hasta su mamá tuvo llamado de atención en su trabajo por lo que se enteraron que había echo su hijo”, completó.
Ahora, él y otros dos han hecho pedidos de disculpas por aquel hecho.
Lautaro Martínez, Nelson Herlein y Juan Mignola hicieron una especie de mea culpa, algo como un pedido de disculpas por aquella agresión. Publicaron este jueves una solicitada en el diario «La Acción», de Nogoyá, como principales involucrados en un caso de violenca de género, y “cumplimentando lo exigido por la señorita Keili Regina González, le pedimos disculpas a la misma por los supuestos inconvenientes ocasionadso”.
La abogada Marianela Manassali, representante legal de Keili González, dice que es un gesto voluntario de los acusados, pero que de momento no tiene valor en la Justicia.
“Nosotras fuimos a la Justicia con una denuncia penal. Desde un principio nos opusimos a la mediación penal. No era lo que queríamos. Entonces, la causa se elevó a juicio”, contó la letrada.
El caso recayó en manos del juez Gustavo Acosta, titular del Juzgado de Garantías de Nogoyá, y en ese ámbito se planteó la posibilidad de una probation, en la que la víctima reclamó como resarcimiento un pedido público de disculpas y una retractación por las agresiones recibidas en la calle.
Los acusados se negaron a cumplir ese requisito. “Nosotros pensábamos aceptar la probación, pero con una retractación pública. Fue un hecho público, y Keili es una figura pública, muy conocida. Por eso exigimos una retractación pública en un medio público. Pero se negaron”, contó la letrada.
Sin el consentimiento de la víctima, la probation no prosperó.
Entonces, los agresores fueron con un recurso de apelación, y el caso fue derivado por el juez Acosta ante el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú. Pero antes de que ocurriera ninguna resolución en ese ámbito, este jueves, y en forma voluntaria, los acusados decidieron publicar esa solicitada en el diario “La Acción”.
“No es lo que nosotros queremos. Ni lo que esperamos, porque no asumen ninguna responsabilidad por los hechos. Ni siquiera asumen haber cometido el hecho. No reconocen nada, y por lo tanto no cumple con los requisitos que nosotros exigiomos –expresó Manassali–. Además, eso no está en el expediente judicial, no surge de ninguna disposición de la Justicia. Ahora, lo que deberá pasar es que ellos pidan una nueva audiencia en la Justicia, para plantear otra vez la probation y mostrar esta prueba. Se verá después”.
De todos modos, la abogada dice que es un gran paso. “Me parece que esto sirve para hacer entender que este tipo de acciones tienen consecuencias”.