El juez Rafael Martín Cotorruelo, vocal del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Paraná, rechazó el planteo del defensor del exjefe del Grupo Scout San Cipriano, de Diamante, acusado de gravísimos hechos de corrupción de menores, y confirmó una resolución que ya había adoptado el juez de Garantías Julián Vergara: elevó la causa a juicio oral.
El abogado Nelson Schlotahuer, defensor de Juan Alberto Forcher, exjefe del Grupo Scout San Cipriano de Diamante, había reclamado el sobreseimiento de su defendido, y el incidente se trató en audiencia en los Tribunales. Cotorruelo rechazó el recurso que había interpuesto el defensor, pidiendo el sobreseimiento.
«Técnicamente, declaró inadmisible el recurso, con lo cual convalidó la remisión a juicio», señaló una fuente de la Justicia.
El caso de la corrupción de los menores que participaban del grupo scout San Cipriano de Diamante es un verdadero escándalo. El grupo scout funciona en el mismo predio donde se levanta la iglesia principal de la ciudad, la Parroquia San Cipriano y San Javier. Ahí, en ese lugar, o en la casa de Forcher, sobre la calle Urquiza al 500, o en los campamentos que realizaban en el Salto Ander Egg, por ejemplo, el jefe scout aplicaba el mismo modus operandi: hacía desnudar a los chicos, y los filmaba.
El caso fue revelado por Entre Ríos Ahora.
Los casos que se le reprochan ocurrían en ambientes que, en principio, los papás de los chicos consideran muy seguros.
Ya sea en los campamentos, o en el salón del Grupo Scout, o en su casa particular, Juan Alberto Forcher se las ingeniaba para sumar a los chicos para sus juegos, un grupo reducido, no más de una docena de pibes. Todos esos “juegos”, claro, eran con una condición sine qua non: todos los scouts debían estar completamente desnudos.
A lo sumo, con ropas mínimas. Eso era así cuando jugaban al juego de la “toldería de los indios”, y Forcher los hacía desnudar y sólo vestir con taparrabos.
Pero casi siempre el guiño era sacarse la ropa y quedarse desnudos: los chicos del Grupo Scout San Cipriano y también el jefe del Grupo Scout San Cipriano, Juan Carlos Forcher. Todos sin ropa. “No se preocupen, que esto no sale de acá”, los convencía.
A veces los tocaba también: les tocaba la zona de los genitales a los scouts, y los filmaba.
Forcher filmó todas y cada una de las juntadas con los chicos.
Su casa, una videoteca gigante de pornografía infantil: Forcher dirigió el Grupo Scut San Cipriano entre 2005 y 2013. Pero su trabajo con chicos viene de antes, de principios de la década de 1990.
A finales de junio de 2015, después de la denuncia presentada en la Justicia por dos exintegrantes del Grupo Scout San Cipriano, la Justicia allanó la vivienda de Forcher.
Los fiscales Gilberto Daniel Robledo y Laureano Dato, de la Unidad Fiscal de Diamante, quedaron sorprendidos al ver la cantidad archivada, las horas de filmación, las películas pornográficas que Forcher almacenaba en su casa.
Desde aquella denuncia, iniciaron una compleja investigación penal preparatoria que llevó más de dos años. El miércoles 18 de octubre la causa fue elevada a juicio oral por el juez de Garantías de Diamante, Julián Vergara, con una petición durísima de parte de los fiscales: pidieron 20 años de cárcel para Forcher.
Todo se disparó, eso presumen los fiscales, después de que los casos de abusos que salpican a tres miembros del clero paranaense –Justo Ilarraz, Juan Diego Escobar Gaviria y Marcelino Moya—despertaron la inquietud de los denunciantes. Primero, sondearon a su exjefe del Grupo Scout: averiguaron si esas filmaciones que les había hecho desnudos se guardaban. Se comunicaron por mensaje privado de Facebook. Cuando supieron que era así, y reconstruyeron lo que habían soportado siendo menores, decidieron presentarse en la Justicia.
Su defensor, Nelson Schlotahuer, sostiene que no hay delito.
“Una imputación por un delito de contenido sexual ya es casi una semicondena”, dice.
“No es un hecho similar a los otros que se han hecho público en distintos medios de comunicación. No estamos hablando del mismo tipo de actos, por eso amerita una lectura y estudio diferentes”, agregó.
En esa línea, el abogado del scout resaltó que se trata de “un tema sensible en la sociedad” y reiteró que “los hechos por los cuales se está acusando no tiene similitud con otros que ocuparon la tapa de todos los medios de comunicación provincial”.
“Lo que puedo decir es que la fiscalía interpreta que es delito, nosotros entendemos que no lo hay. Además, no coincidimos con muchas cuestiones de la resolución del juez Vergara. La alta sensibilidad que hay en la sociedad respecto de los delitos de naturaleza sexual hace que muchas veces se tomen decisiones que son de alguna manera más refractarias del deseo de la sociedad, que lo que hay en el legajo”, argumentó el letrado.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.