Plena siesta en San José de Feliciano, a 253 kilómetros de Paraná, en el norte entrerriano.
No se escucha más ruido que el de algún animalito dando vueltas por ahí.
Pero basta entrar a la Escuela Primaria de Jornada Completa Nº 31 Ana Corona de Ojeda y todo el silencio de las calles de tierra, la siesta y el sol se vuelven bullicio, risas y algarabía.
Son 238 alumnos, repartidos entre nivel inicial y primaria, los que están en el salón a punto de terminar de almorzar. Seños que van y vienen para ayudar a los más chiquitos, en procura de que los más grandes no salgan todavía al patio; cocineras que terminan de servir a los que llegaron más tarde… una escena que se repite cada mediodía y en la que docentes, ordenanzas y cocineras trabajan como un relojito para que todo funcione como debe funcionar.
La escuela tiene 65 años. Las docentes Rosa Rodríguez, Gloria Romero y Carina Domínguez, que están al frente de la escuela, muestran cada lugar, cada aula, cada espacio: todo se consiguió con trabajo y esfuerzo.
Salas, baños, tinglados, sillas, ampliaciones… todo un trabajo constante y sostenido de años. Mientras se cruzan alumnos que las abrazan, que sonríen, que les piden cosas, estas maestras recorren la escuela y cuentan en forma detallada de avances, de lo que esperan, de lo que todavía falta.
La escuela primaria sumó la secundaria, pero el agregado de alumnos se hizo sin la infraestructura necesaria. Entonces, lo que al principio era organización para compartir ahora se vuelve una complicación porque la matrícula crece y la edifición no acompañó ese crecimiento.
“Hace unos años se creó la secundaria, con la que compartimos edificio. Se construyeron aulas para ello, pero no mucho más. Baños, por ejemplo, no se hicieron y compartimos. Del mismo modo canillas y bebederos (que hay uno solo). No es el problema compartir. El tema se da con el paso del tiempo, porque a más alumnos, más rápido se resienten las cosas y más cuesta arreglarlas”, narran las docentes.
El salón donde almuerzan los 238 alumnos que asisten a esta escuela tiene techo de chapa. Es invierno, el calor agobia: es el anticipo de la tormenta de Santa Rosa de finales de agosto. “Del mismo modo se siente el frío. Hemos pedido ya varias veces la colocación de un aislante o cielorraso, pero estamos a la espera”, cuentan las docentes.
Los alumnos que asisten a la Escuela N° 31 son mayormente de los barrios Santa Teresita, Santa Elena, Córdoba y El Cardal. Todos de la periferia de la ciudad de Feliciano.
La escuela muy chica con muchos alumnos crece en medio de la escasez y entonces el salón de usos múltiples es la una obviedad: en un mismo lugar hay de todo, biblioteca, salón de talleres, aula para proyectar videos, “y lugar para guardar cosas… porque la verdad que a veces no hay otro espacio”.
El edificio de la escuela deja ver el paso del tiempo, en grietas, problemas edilicios y demás, pero el esfuerzo de un equipo de 34 docentes, 4 directivos, 6 cocineras y 4 ordenanzas también salta a la vista.
Laura Moreno es la bibliotecaria a cargo de este espacio multiuso. Todo lo que hay ahí adentro ha sido fruto del esfuerzo de todos en la escuela. El mueble donde amorosamente están la mayoría de los libros es el resultado de muchas ventas de rifas. Que Laura vende ropa año a año para asistir a la Feria del Libro y traer de allí materiales para los gurises. Que las sillitas para que los chicos se instalen a leer también son fruto de la venta de empanadas… y así.
Laura cuenta del trabajo que realiza para seleccionar materiales que, a la vez que gusten a los niños, puedan durar. “Muchos de ellos no tienen ninguna de estas cosas en sus casas… vienen acá y es como todo mágico. Cuidan muchísimo cada libro que agarran para leer. Siento que les encantan”, dice.
La Escuela 31 es una más de tantas en suelo entrerriano. Tiene años funcionando y por ella han pasado, sin dudas, muchos de los padres de quienes hoy son los alumnos que asisten. Maestras y maestros han puesto durante años mucho más que sus jornadas de trabajo para sostenerla.
Fotos: La Lucha en la Calle
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.