Tala, junto con San Salvador y Feliciano, son los departamentos de Entre Ríos que no registran enfermos de coronavirus. En marzo, un caso sospechoso puso entre paréntesis el invicto que al poco tiempo fue descartado y la ciudad cabecera, Rosario del Tala, volvió al listado de esos lugares donde no llegó la peste. ¿Cómo es la vida cotidiana? ¿Qué cambió y qué quedó inalterable en el pueblo que mira con recelo a la pandemia?
La historia cuenta que un grupo de señoras mayores en Rosario del Tala –en el centro de la provincia de Entre Ríos, donde hoy no hay registro de casos de coronavirus–, al estar imposibilitadas de reunirse por las restricciones sanitarias para frenar la pandemia, se citaban en las afueras del pueblo.
Hasta allí, en un zona de quintas, iban agazapadas en sus autos que dejaban escondidos en un galpón. Las mujeres, que rondan los 60 años, iban cada una muñida de su mate y un termo para todas, que se pasaban para compartir. Así, con sus equipos en mano, se internaban en caminos vecinales o senderos perdidos por donde nadie las viera. Era el modo que tenían de sortear esas miradas insidiosas de otros vecinos, estirar un poco las piernas confinadas por la cuarentena y ponerse al día en esas charlas que nunca se acaban. Es la forma de “actualizar su red social”, dice la hija de una de las integrante de este grupo que desde Paraná entiende algo del porqué en el pueblo “son un poco anticuarentena”.
“Creo que vivimos muy tranquilos, muy relajados, como hemos vivido siempre. Pero también debo decir que se ha generado algún tipo de mirada sobre un otro o una otra cuando esa otra persona no respeta el uso del barbijo, el distanciamiento social. Pero eso más que nada se ha observado en las redes sociales. En general, se vive con mucha tranquilidad, con mucha confianza”, cuenta una lugareña que observa con algo de aprensión el cotilleo que circula por Facebook.
“Esto de las redes sociales ocurrió el primer tiempo, y creo que ha sido un comportamiento social bastante generalizado. No sólo de Tala o en Entre Ríos. En distintos lugares de Argentina se decía en las redes cuándo había gente reunida, o no usaba barbijo. De hecho cuando tuvimos el primer caso sospechoso acá en Tala, que luego dio negativo, tuvo un impacto muy fuerte en las redes sociales. Pero como todo eso fue mermando, ahora ya estamos viviendo la pandemia de otra manera”, reconoce.
En el primer tiempo, también, en Tala había “toque de queda”. Se daba inicio con el ulular de la sirena o la bocina del patrullero a las 7 de la tarde cuando hacía el rondín mandando a todos los callejeros para sus casas. “Eso ahora, ya no”.
Una trabajadora de prensa plantea que esto de la pandemia de Covid-19 ha alterado todo y Tala no es ajena aun siendo que no reporta contagios. “Creo que lo que ocurre en la provincia, como lo observamos nosotros, lo observamos con mucha preocupación, obviamente, y creo que lo que pasó en Colón donde se dispararon los casos de manera bastante abrupta, más allá de lo que ocurrió en Colón, impactó en toda la provincia. Porque lo que ocurre en un departamento o localidad aledaña, impacta a todos, mucho más si los medios de comunicación toman esto como monotemático. Es inevitable así que toda la provincia estemos hablando eso si es lo que se instala. Los medios hicieron mucho para que esto sea así”, señala.
Todo cambia
Desde el 6 de diciembre de 2012, cuando en la intersección de 1° de Mayo y Urquiza colocaron el primer semáforo en Rosario del Tala, la ciudad no se veía tan alterada en la rutina y sus costumbres.
Con la pandemia, las conductas que se han modificado en los talenses han sido las que se corresponden con el resto de los lugares del mundo. “Salir con el barbijo, respetar el distanciamiento social, particularmente en los espacio de Salud en donde se han incrementado las atenciones remotas; con filas al entrar al supermercado, para pagar los impuestos, para ingresar al cajero. Y la gente afuera de los negocios y sólo dos adentro”, repasa una vecina sobre los cambios. En cuanto a lo inalterable, apunta: “No se ha modificado las ganas de reuniones, de estar con la familia y disfrutar al aire libre, eso no se ha modificado, eso no se pierde con una pandemia”.
Nadie puede asegurar cuál ha sido la clave por la cual el Covid no ha transgredido los límites de Tala, aunque algunos advierten que puede estar dado por el tráfico de personas desde y hacia la localidad, como ha sucedido en otras experiencias en el planeta. “No creo que hayamos aplicado una fórmula excepcional o de manera diferentes lo que ha trabajado el resto de la provincia. Sinceramente no creo que tengamos una fórmula especial para prevenir el coronavirus”, admite una trabajadora de la Salud que por otra parte observa que de todas maneras el municipio tuvo que cerrar algunos espacios. “El Predio de la Estación donde nos reuníamos muchos para salir, disfrutar del aire libre y sentarnos a tomar un mate, se llenaba y lo tuvieron que cerrar”, contó la vecina sobre la ciudad que el 16 de agosto, cuando finalice la última prórroga, como el resto del país, cumplirá los 150 días de cuarentena.
Silvio Méndez
De la Redacción de Entre Ríos Ahora