Miriam Farias supo, en 2014, que su hijo estuvo a punto de ser abusado por el cura Juan Diego Escobar Gaviria. Lo supo por boca de su hijo. Y se calló, dizque por miedo, y porque casi nadie le creía eso que ocurría en la alcoba del cura de Lucas González.
“Pero cuando apareció la primera denuncia que presentaron las dos monjas, me dije: ´Ya está. Esto es así. Ahora se van a convencer de lo que le pasó a mi hijo es verdad. Que no era mentira lo que nosotros contábamos”, cuenta
–O sea que el de tu hijo es el primer caso
–Claro. Es el primer caso, pero no el primero que se denuncia. Ahora me arrepiento de no haber denunciado al cura en un primer momento. Pero no me animé
–¿Qué pasó en tu familia con esto?
–Y, fue doloroso, porque no sé si creían. Bah, todavía hay gente que no cree. Incluso, mi madre no cree que el cura haya hecho esto. Ella dice que el cura hizo para ponerlo a prueba a mi hijo. ¿Probar qué? ¿Probar si se podía aprovechar de él? Mi hijo no le se lo permitió cuando intentó tocarlo. Le dio un empujón al cura cuando se le acercó, y se fue. Y no volvió nunca más a la iglesia. Capaz que otros chicos no pudieron hacer nada, y se quedaron. Mi hijo, no. Vino, y me contó lo que le había pasado.
La primera jornada del juicio oral al cura Juan Diego Escobar Gaviria, que arrancó este martes en el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguay, permitió al Ministerio Público Fiscal –Dardo Tórtul y Federico Uriburu—ampliar la tesis de la acusación contra el cura: que los casos de corrupción y abuso sexual de menores ocurrieron xisten elementos suficientes para sostener que los hechos enrostrados al imputado, “ y que la autoría material y responsable del mismo se corresponde con el accionar del incurso Escobar Gaviria”, para quien ya pidieron la pena máxima de 25 años de cárcel.
Tórtul y Uriburu desarrollaron este martes la acusación de dos de las cuatro denuncias contra el sacerdote: uno de corrupción y otro de abuso sexual, y para ello contaron la declaración de diez testigos, que declararon antes los jueces María Angélica Pibas, Daríos Crespo y Javier Cadenas, entre las 9,40 y pasadas las 18. En medio, se anticipó la declaración de una testigo aportada por la defensa de Escobar Gaviria, que ejercen Milton Ramón Urrutia y Juan Pablo Temón. Se trata de la contadora Luciana Gaztelmendi, mano derecha del cura, quien tropezó en su testimonio y confirmó que el cura invitaba a los menores a dormir en la casa parroquial. Quiso reforzar su declaración y dijo que ella lo sabía porque había días en que se quedaba “hasta las 3 de la mañana con el cura”.
Pero lo relevante de la jornada fue la presentación de la Fiscalía de un nuevo caso de abuso que se le atribuye al cura Escobar Gaviria, el quinto. La víctima SAM, de 17 años, ya había concurrido en 2016 a la Unidad Fiscal de Nogoyá, donde se realizó la investigación penal preparatoria, y había negado cualquier relación con los hechos. “Pero el viernes, después de encontrarse con Alexis (Endrizzi, uno de los denunciantes clave de la causa), se quebró”, contó el fiscal Uriburu. Y el sábado, se decidió a brindar su testimonio.
“Estamos hablando de hechos de una gravedad sumamente importantes, similares a los que vivió Alexis”, ponderó Uriburu, y agregó un dato significativo que aporta este nuevo es testimonio. Se trata de un chico que ingresó como monaguillo a los 14 años a la parroquia San Las Evangelista, y a los dos meses de empezar a cumplir esa función se encontró con los acosos feroces del cura, que terminó abusándolo. SAM, además de víctima, es testigo de un caso de abuso, un dato harto relevante, por cuanto los abusos son delitos de instancia privada y rara vez se cometen frente a terceros. “Este chico dice ser testigo de los abusos a dos víctimas”, reveló el fiscal.
Escobar Gaviria, en tanto, buscó la invisibilización: ayudado por la Policía, ingresó por una puerta lateral a Tribunales (los periodistas estaban detrás de un cordón formado por un grupo especial) y ya en la sala, y en el momento que se permitió ingresar a la prensa para conocer de boca de la presidenta del Tribunal, María Angélica Pibas, que la audiencia sería a puertas cerradas, se ocultó de las cámaras ayudado por su defensor, Milton Urrutia. Nadie del clero asistió a las audiencias –Escobar Gaviria está preso desde el 21 de abril–, acepción del cura Leovigildo Escorcia, responsable en Paraná de la casa central de la Cruzada del Espíritu Santo, la congregación religiosa que lidera el padre Ignacio Peries.
Pero Escorcia llegó en sigilo, bendijo al pequeño grupo que llegó para alentar a Escobar Gaviria, y cuando se vio descubierto por los periodistas, huyó raudamente.
Este miércoles, las audiencias continuarán con otros diez testigos de la Fiscalía, y así se completará el desarrollo de la acusación por los cuatro casos de abuso que pesan sobre el cura Escobar Gaviria.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora