El periodista Washington Varisco presenta el próximo 16 de septiembre su segundo libro, «El salto del ratón», una biografía de Roberto Fabián Ayala, que se inscribe en la línea de su primera producción literaria, «Bértoli. Las manos del Grella», sobre la trayectoria de otro hombre del fútbol, Sebastián Bértoli.

La presentación será el 16, en el Maran Suite & Towers, a las 20,30, con la presencia del periodista y relator Miguel Simón.

El sello editor, Ana Editorial.

La b iografía del «Ratón» Ayala dice: zaguero central, apodado El Ratón. Comenzó a jugar en el club Atlético Paraná, pasó por Aldea Brasilera en Liga Diamantina y se fue a Ferrocarril Oeste, donde debutó en 1ra. Pasó a River para ser campeón invicto. Emigró a Europa: en Italia se consagró con AC Milán, y con Valencia, donde es ídolo, obtuvo dos Ligas de España, la Copa UEFA y la Supercopa de Europa. También jugó en Nápoli, Zaragoza y Racing. Disputó 749 partidos. Liderazgo, salto, velocidad, pegada y conducta intachable. Símbolo de la Selección Argentina, jugó tres Mundiales, cuatro Copas América y dos Juegos Olímpicos, obteniendo medallas de plata y oro. Se puso la celeste y blanca 115 veces (63 como capitán), sólo menos veces que Messi, Zanetti y Mascherano. Se sumó al cuerpo técnico de Lionel Scaloni en la Selección Argentina como ayudante de campo y se consagró campeón de la Copa América en el Maracaná y de La Finalissima en Wembley.

En el prólogo, escribe Miguel Simón: “Sin la intención de meternos en un diván, Washington Varisco, a través de una búsqueda meticulosa en la historia de Roberto Fabián Ayala, nos ayuda a comprender lo que distinguió a un futbolista que completó el formulario del gran defensor. Y lo hace a partir de los episodios de la infancia y la adolescencia que moldearon el carácter del paranaense. A todas sus aptitudes deportivas se le puede encontrar un vínculo con esa etapa esencial de la vida. A la seguridad con la pelota, a la sobriedad en lo movimientos, al rigor indispensable, al juego aéreo implacable, al liderazgo sin posturas tribuneras o gritos desaforados, y al manejo preciso de los tiempos.

“Los impactos emocionales que significaron la separación temprana de la madre, la prematura paternidad a los dieciséis años, y el rápido alejamiento de las raíces, derivaron en sacrificio, resiliencia y responsabilidad, términos recurrentes en la carrera deportiva del Ratón. Y esas mismas situaciones sirven, también, para entender la severidad y la dureza que le aplicó a sus rivales, dentro de una selva europea con numerosos leones ávidos por celebrar goles.

“Cómo no iba a mostrar un conocimiento absoluto del balón si le encantaba colaborar con su abuelo en el trabajo de arreglar pelotas o confeccionarlas, artesanalmente, gajo por gajo.

“La firmeza aérea es hereditaria. “Mi viejo fue un gran cabeceador, él sí hizo muchos goles de cabeza”. Para analizar las causas de sus ejemplares temporizaciones en la marca quizá convenga apoyarse en la paciencia que le inculcó la pesca, una pasión tan primaria como la del fútbol.

“El liderazgo lo fue construyendo con su inteligencia para absorber. “Yo era de escuchar y por suerte tuve excelentes referentes”. Al ojo detallista, esencial en los deportistas de larga y exitosa duración, lo afinó su amor infantil por el dibujo, a tal punto que su abuela le puso una profesora particular para que pudiera expresarlo de la mejor manera.

“Saber trazar la delgada línea entre la simple permanencia y la vigencia es para pocos. La prolongada estadía en la elite produjo una enorme cantidad de hechos que no escaparon a la sagaz mirada del autor.

 

“El precoz debut, en 1992, con la camiseta de Ferro. Los sabios consejos del Viejo Timoteo. La confianza que le depositó Daniel Passarella, un prócer entre los zagueros. El título invicto con el River de Tolo Gallego. Su venta al fútbol italiano para empaparse del volcánico sur (Napoli) y conocer el glamour del norte (el Milan del poderoso Berlusconi, donde estaba su admirado Paolo Maldini). La llegada a Valencia para convertirse en leyenda y terminar con la sequía de treinta y un años sin campeonatos de Liga, además de obtener la Copa UEFA y disputar dos finales de Champions League. La salida traumática del equipo Che. El duro descenso con Zaragoza. Sus frustrados pases a Barcelona y Real Madrid. Los sueños dorados y concretados en los Panamericanos 1995 y los Juegos de Atenas 2004. Las diferentes tristezas de Copa América: la mano de Tulio, la cercanía de la gloria en 2004 y el gol en contra en la final 2007. Las distintas sensaciones y conclusiones de las tres participaciones mundialistas. La explicación de lo ocurrido en Francia 98. La incorrecta lectura para neutralizar el pase de cuarenta metros que Bergkamp bajó con su guante derecho. El desgarro suyo, y de todos, en Japón-Corea 2002. La pérdida de la capitanía antes de un muy buen Mundial 2006. El papelito de Lehmann y el juego de la mente previo a ejecutar el penal frente a Alemania. Haber compartido planteles con Diego y Lionel. Las complejas y típicas exploraciones del post retiro. La prueba en la función de manager. El espacio ideal que encontró en el cuerpo técnico del seleccionado argentino, un lugar donde se siente “vivo”. El desahogo y la euforia del Maracaná.

“En definitiva, una catarata de instantáneas que componen este atractivo recorrido que tiene la perfecta guía de Washington, en un libro que deja en claro el estilo de Roberto Fabián Ayala: aparentar lo mínimo, hablar lo justo y concretar lo máximo”.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora