El cura entrerriano Leandro Bonnin batalla en todos los frentes contra lo que entiende como “ideología de género”, y la enfrenta con las máximas que supo dejar el extinto papa Juan Pablo II: la Teología del Cuerpo. En ese afán, entiende a la identidad sexual como un campo de batalla para la religión, con enemigos bien definidos.
“Tenemos en contra al diablo; tenemos en contra a la ONU (Organización de las Naciones Unidas): a (George) Soros, que tiene una fortuna; a Bill Gates, que también apoya la ideología de género; a la Fundación Rockefeller; y a la mayoría de los parlamentos que aprueban leyes de ideología de género”, plantea Bonnin en una charla que difundió a través de su canal de YouTube basada en su libro «La familia ante el desafío de la ideología de género».
La Ley N° 26.743. aprobada por el Parlamento en 2012, define: “Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”.
El cura Bonnin se ubica en las antípodas y dice: “La ideología de género desprecia los conocimientos científicos”. Y sostiene que la educación sexual con perspectiva de género no resuelve nada sino que problematiza a los niños, ya que “les siembra la confusión”.
“Así como Satanás engañó a la mujer y al hombre en el Paraíso,y les hizo creer que Dios era malo, que no quería que la humanidad fuera feliz, hoy también, han sembrado la dudas sobre el sistema moral del cristianismo”, asegura.
El sacerdote se planta sobre una verdad que considera de hierro: el texto del Génesis, en el Antiguo Testamento, con el relato de la creación del mundo, y la certeza de que el Creador “los hizo varón y mujer”, sin espacio para ninguna discusión sobre ese punto. “Es el diseño original”, subraya.
Bonnin cuenta que Dios creó el mundo y después creó al hombre, y que después de crear al hombre, llegó la mujer. Lo cuenta así: “Dios hizo caer a Adán en un profundo sueño. Y tomó de su costilla y formó a Eva”.
Esa creación primera, Adán y Eva, varón, mujer, definió, en la visión de Bonnin, el devenir del mundo para siempre. En ese esquema no concibe otras dimensiones posibles. “Estaban hechos le uno para el otro. Al ver a Eva, Adán sintió una atracción tanto espiritual como afectiva y física. Esa atracción proviene del mismo Dios. Y porque proviene de Dios, esa atracción es santa. No había entre ellos deseos impuros: había deseos de comunión”, dice.
“Eran diferentes pero complementarios. Encajaban el uno con el otro”, señala.
Así avanza con su planteo respecto a que Dios “los creó varón y mujer”. Y que esa afirmación que se lee en el Antiguo Testamento “es el núcleo de la antropología cristiana” por cuanto “la distinción sexual es la que nos hace ser imagen y semejanza de Dios”.
“El varón se da por entero a la mujer. La mujer, en cuanto distinta, puede acogerla al varón. La acogida del varón no la puede hacer otro varón. Tiene que haber diferencias sexuales. El varón se da por entero a la mujer; la mujer se da por entera al varón. De esa unión nace una persona nueva, el hijo”, señala Bonnin. Y acota: “No siempre se da la concepción de una nueva vida. Pero sabemos que la unión de los cuerpos de varón y mujer es una unión fecunda, capaz de generar vida nueva”.
En ese universo, todo lo que no encaje será una desviación, una creación del demonio, algo a combatir. “El demonio odia la sexualidad humana y hace todo para destruirla. El demonio, al no poder destruir la trinidad divina, quiere destruir a la imagen de la trinidad, el matrimonio, la familia, la identidad sexual de cada persona”, plantea.
“Todas las confusiones que una persona puede tener, como la disforia de género, las dudas sobre la propia identidad sexual, las relaciones distorsionadas entre varones o entre mujeres, la atracción al mismo sexo que algunas personas tienen y muy fuertemente, la raíz última de todos los desordene tanto en la identidad como en la orientación como en la vivencia de la sexualidad se originan en el pecado original”, subraya.
“La enseñanza de la Iglesia nos dice que no puede darse el matrimonio entre dos varones o dos mujeres, porque no puede darse una unión total, no hay complementariedad posible en el plano corpóreo, y no puede ser fecundo”, define Bonnin.
De tal modo que toda persona que no quede incluido en ese mundo binario será un paria. “Cuando nos encontramos con personas que sufren a causa de su identidad sexual, personas que sufren por la atracción al mismo sexo, no dejemos de anunciarles el amor de cristo”, aconseja. El colectivo LGBT está conformado por “personas que sufren y que solo podrán encontrar paz en el amor de Cristo; solo podrán encontrar alivio a su sufrimiento y a su angustia en el amor de Jesucristo”
Al final, deja una certeza el cura Bonnin: “La ideología de género va a caer, pero no podemos quedarnos cruzados de brazos esperando que caiga, porque en el camino son muchas personas que van a quedar heridas, dañadas. Pensemos en los niños que son obligados a recibir hormonas, a cambiar su sexo, personas que van a tener confusiones por ser mal aconsejadas”.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora